¡Chispitas de gracia!
Cuando pienso en IMPACTO, pienso en rostros sonrientes, en mamas felices viendo a sus hijos e hijas alegres y sanos. Cuando pienso en IMPACTO, pienso en cambiar el mundo, en dejar en los rostros una sonrisa antes de dormir. Sonrisas de esperanza, sonrisas de fe y de paz. ¡Si tan solo el mundo de una mama pudiera ser cambiado este día! Digo antes de salir de mi casa.
Tal vez eso es lo que yo vi del ejemplo de mis padres, tal vez es lo que me enseñaron mis maestros de escuela dominical o mis pastores.
En mi casa no había abundancia de recursos, mi mama se dedicaba a atender a la familia y mi papa era pintor. Mi mama criaba gallinas y cuando no había dinero, comíamos pollo. Pero lo que si había en mi casa eran fe, y un espíritu de optimismo y generosidad. Y ese mismo espíritu era lo que yo respiraba desde mi niñez. Optimismo y generosidad.
Cuando estaba en el cuarto grado de primaria, (Elementary) a los 9 años más o menos. Mi Maestra enfermo y no terminaría el ciclo escolar, nos dio la fecha de cuál sería el ultimo día con nosotros. Y yo decidí que haríamos una fiesta para mi maestra. (no sé cómo se me ocurrió la idea) y lo recuerdo como si fuera ayer, conseguí que mis compañeros llevaran sodas, ensalada, galletas, mole, arroz y hasta pastel. También le pedí permiso al director de hacer la fiesta y lo más arriesgado le pedí a una señora que me hiciera las decoraciones para la fiesta, y ahí es donde me da terror solo de contarles, recuerdo que le dije que yo le iba a pagar, seleccione el color y las flores que usaría, y deje cerrado el contrato con ella.
Unas noches sin dormir, fueron mi primera experiencia como organizadora. Mi deseo era hacer feliz a mi maestra, pero no contaba con el dinero, y mi mama menos me lo daría. Recuerdo mis oraciones de esa noche, que le voy a decir a la señora de las flores. Qué vergüenza la mía, andar haciendo contratos, sin dinero. Bueno pues se llegó el día de la fiesta y llego la señora con las flores para la decoración. Lo único que recuerdo fue que cuando llego le pregunte cuanto le debía, ella sonrió y me dijo nada, no es nada yo también quiero colaborar con la celebración de la maestra.
Uff!!! ¡Me salve! A eso le llamo “chispitas de gracia” muy temprano empecé aprender que Dios estaba conmigo y que el oía mis oraciones, pero también que su gracia me acompañaba. Que no tenía dinero, pero lo tenía a Él y eso era suficiente.
La fiesta estuvo super, la comida, la decoración y sobre todo que yo fui la maestra de ceremonia, la que recite una poesía y la que cante para la maestra. Oí que el director de la escuela pregunto: ¿Qué Liliana es la única que participa aquí? (Luego les platicare porque me gustan las fiestas).
Bueno estaba haciendo pininos en mi liderazgo, hasta después de unas décadas empecé a entender lo que significa delegar.
No sé si mi maestra se acuerda de tan extraordinaria fiesta que le organice, pero yo si la recuerdo porque recuerdo la gracia de Dios sobre mi vida, ¡y que Él me dice: ¡Yo te ayudo!
¿Tu recuerdas momentos en tu vida en que te sentiste sin ayuda y viste la mano de Dios obrando a tu favor?
¿Como es que tu alimentas tu fe diariamente, como muestras tu confianza en Dios, en la provisión divina y en su poder sobrenatural?
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